miércoles, 12 de enero de 2011

iniciandonos con nuestros mejores amigos


"Iniciándonos en el intercambio de parejas con nuestros mejores amigos"

En primer lugar y para ir entrando en materia empezaré contando que las situaciones que voy a relatar y todos los momentos que hemos podido vivir los protagonistas de esta historia, han sido posibles gracias a la extrema confianza que existe entre los cuatro, esto es, mi mujer Lourdes y yo que me llamo Vicente por un lado, y Jaime mi mejor amigo y su esposa Nuria por el otro.

Mi amigo Jaime y un servidor nos conocimos en el colegio, ya desde pequeños y debo decir que juntos nos hemos corrido todas las juergas habidas y por haber que el destino nos ha puesto delante de nuestras narices. Nuestra amistad siempre se basó en la sinceridad, aunque ello conllevase en ocasiones que pudiera dolernos lo que pensara el otro.

La sinceridad que nos profesábamos llegaba hasta tal punto que nos decíamos las cosas tal como las pensábamos. Todo, absolutamente todo, nos lo decíamos a la cara y aunque ciertas cosas evidentemente nos dolían y escocían, ambos éramos conscientes de que el éxito de nuestra amistad se basaba precisamente en eso.

Nuestras respectivas mujeres, viendo cómo nos tratábamos y el alto grado de amistad que existía entre nosotros y sabedoras de que ellas no podrían hacer nada por intentar variar nuestros hábitos, fueron también convirtiendose en "mejores amigas".

Nuria tiene 29 años y es una muchacha muy maja y tiene un porte poderoso. Es una chica alta, delgada y tiene el cabello rubio, corto y rizado. Los pechos son de buen tamaño y suele llevarlos sueltos pues más de una vez he podido ver cómo se marcaban peligrosamente sus pezones por debajo de la blusa. 

Por su parte, mi mujer Lourdes tiene 26 espléndidos años y es más recatada y discreta en sus actitudes. Es pequeñita y tiene una melena ondulada y de cabellos rojizos que le caen graciosamente a media espalda. Es muy guapa de cara pues parece mucho más joven de lo que es gracias a sus ojos achinados y al flequillo que le tapa la frente. 

Una vez estuvimos ya casados, empezamos a ir de vacaciones con nuestras esposas decantándonos unas veces por el mar y otras por la montaña. 

La feliz oportunidad se dio cuando, tres años más tarde y aprovechando las vacaciones de Semana Santa, Nuria nos invitó a pasar unos días en una masía que tenían sus padres en la provincia de Gerona. No nos hicimos de rogar y tanto Lourdes como yo aceptamos encantados su invitación quedando conformes en pasar unos días juntos los cuatro.
 ¿Y bien? ¿Alguno recuerda lo que hablamos en la cabaña durante el viaje a Cuenca? –preguntó Jaime cambiando de tema.



Sí cariño, pues claro que me acuerdo –dijo su mujer levantándose a coger algo de la nevera.

Y yo también me acuerdo –salté emocionado imaginando por donde podrían ir los tiros.

Yo también –confirmó mi esposa en último lugar. Fue sobre aquel programa donde se hablaba de intercambiar parejas...


En su mirada pude ver un brillo especial el cual no me era para nada desconocido. Sabía lo que aquella mirada significaba. Estaba completamente seguro que Jaime no le era para nada indiferente a mi esposa y que, si ambos estábamos de acuerdo, durante aquel viaje podía ocurrir cualquier cosa.





¿Y cómo lo veis? –continuó mi amigo dirigiéndose directamente a nosotros dos. Tu mujer es escantadora y muy guapa y debo reconocer que me gustaría hacer el amor con ella.

A mi también me gustaría probar. Si no hay engaño a la pareja no creo que haya nada malo en poder hacerlo –respondí ya completamente lanzado.

Muy bien dicho –dijo Nuria sin despegar su mirada de la mía.

Yo lo cierto es que no estoy segura del todo aunque supongo que me excita el hecho de imaginar a Vicente con otra mujer –dijo mi mujer con voz temblorosa.

¿Entonces todos de acuerdo? –interrogó Jaime para que no decayeran los ánimos.


Todos asentimos a su sugerencia con un movimiento afirmativo de la cabeza. Mil pensamientos recorrieron mi cabeza al imaginar lo que podía ocurrir al vernos desnudos y haciendo el amor con Jaime y Nuria. Siempre habíamos sido fieles el uno con el otro y jamás habíamos pensado en acostarnos con otras personas.





Pues si no te importa Vicente y como ya la tengo dura me pido empezar ya –escuché decir a mi amigo mientras se acariciaba por encima del pantalón.

Yo también estoy bien mojada, así que me apetecería probar –escuché con gran placer decir a mi mujer. Pero me gustaría que lo hagamos todos juntos. ¿De acuerdo?

Nuria, te voy a comer enterita –le dije a la mujer de Jaime viendo cómo le brillaban sus bonitos ojos de color ámbar al escuchar mis palabras.


Aún en la mesa y sin haber acabado el desayuno, todos nos lanzamos a un inicial ataque de locura aunque lo cierto es que esta primera vez resultó un tanto extraña. Ellas ni tan siquiera se llegaron a desnudar poniéndonos a follar directamente allí mismo, en la propia cocina sin ningún tipo de preparativo previo.

Jaime agarró a mi mujer apoyándola en el respaldo de la silla de espaldas a él y echándole el pelo a un lado comenzó a chuparle el cuello y la oreja diciéndole palabras bien subidas de tono mientras le subía la pequeña camiseta de tirantes que llevaba hasta dejar los pechos al aire. Se hizo con uno de los pechos el cual acarició al tiempo que la otra mano la tenía en el muslo de Lourdes masajeándoselo arriba y abajo hasta que acabó alcanzando la pequeña braguita negra de blonda haciéndola caer hasta las rodillas. Pude ver cómo mi amigo se bajaba el pantalón de deporte con cierto nerviosismo colocándose tras ella y empezándola a zumbar a buen ritmo. ¡Menudo morbo me dio ver a mi mujer siendo follada por otro hombre que no era yo!

Me quedé unos segundos ensimismado observando aquella escena antes de que Nuria me cogiese haciéndome sentar en la silla para después ser ella quien tomara asiento encima de mí. Me ofreció su deseable lengua la cual acogí dentro de mi boca abriendo levemente los labios hasta que acabamos mezclando nuestras lenguas en un beso profundo y apasionado.

Dime, ¿te pone cachondo ver a tu mujer y a Jaime follando? –me preguntó con voz entrecortada mientras se subía hacia arriba el camisón corto que llevaba y se quitaba con urgencia el tanga blanco.


Vi con placer cómo Nuria descendía lentamente hasta llegar a mi velludo pecho empezando a lamer y juguetear con mis sensibles pezones los cuales se endurecieron al momento con las caricias que mi nueva compañera les daba. Fue bajando con extremo cariño y cuidado por el abdomen hasta pasar de largo obviando el objeto que estaba seguro que tanto deseaba. Colocándose arrodillada entre mis piernas se dedicó a chuparme y lamerme los muslos arriba y abajo acariciándolos al mismo tiempo con sus bien cuidadas uñas. Finalmente se apoderó de mi inflamado miembro cogiéndolo con fuerza entre sus dedos para masajearlo arriba y abajo con gran lentitud.

Tiró la piel del prepucio hacia atrás liberando de ese modo el redondo glande el cual aparecía brillante y desafiante mostrando los primeros líquidos pre-seminales. Nuria se hizo con mis bien cargados testículos chupándolos y lamiéndolos con fruición hasta que logró hacerme lanzar los primeros gemidos de placer gracias al placentero tratamiento que me daba. De todos modos aún quedaba mucho más por gozar pues aquello no había hecho más que empezar…..

Mi hermosa compañera empezó a lamerme mi gruesa herramienta con una maestría que yo no podía ni tan siquiera sospechar. Abandonó mis colgantes para ascender por el duro tronco ensalivándolo por completo con su húmeda lengua hasta dejarlo bien reluciente. Yo, por mi parte, no paraba de retorcerme al sentir el roce de su lengua a lo largo y ancho de mi inflamado pene el cual recibía tan deliciosas caricias dando evidentes signos de placer.

De pronto abrí los ojos girando levemente la cabeza y viendo cómo mi mujer era sodomizada salvajemente por Jaime. Debo reconocer que aquella imagen tan cercana en vez de molestarme me gustó enormemente. No sentí celos ni nada parecido sino más bien un enorme placer viendo la cara de inmensa felicidad que ponía mi mujer mientras gritaba al recibir las fuertes embestidas de mi amigo. Los gruñidos y chillidos de ambos fueron silenciados en el preciso momento en que Jaime quedó completamente quieto tras ella empezando a eyacular en el interior de aquel estrecho agujero que yo tan bien conocía.
  
Viendo aquella escena tan llena de erotismo que los cuatro montábamos, me puse a gozar como un perro. Entre los gemidos que daba mi mujer tratando de recuperarse del orgasmo alcanzado y los profundos suspiros que emitía Nuria con la fenomenal mamada que me estaba dando, no pude menos que cerrar los ojos dejándome llevar por el placer que sentía hasta que acabé avisándola de mi cercano orgasmo.

Nada más acabar de correrme, se levantó Nuria separándose de mí y girando la vista hacia mi mujer la vi sonreírme demostrándome que no existía el más mínimo sentimiento de culpa en ella y que realmente había disfrutado a tope con Jaime.

¿Chicos, qué os ha parecido? No me digáis que no ha sido realmente fenomenal –dijo Nuria cogiendo un vaso del armario el cual llenó de zumo para acabar bebiéndoselo de un solo trago.

Para ser la primera vez la verdad es que ha estado muy bien –dijo Jaime demostrando con su mirada lo bien que lo había pasado.

Jaime, me has puesto como una moto –confirmó mi mujer con voz temblorosa.


Ambas mujeres recogieron sus ropas desperdigadas por el suelo y, dejándonos en la cocina fumando un cigarrillo, se metieron cada una en un baño para darse una buena ducha.

¿Y bien? ¿qué te ha parecido amigo? –pregunté a Jaime tratando de iniciar la conversación una vez nos quedamos los dos solos.

Uffff, ¿qué quieres que te diga? –respondió él al instante. Me ha encantado follar con tu mujer y ver cómo Nuria te la chupaba hasta hacerte correr encima de su cara. Para serte sincero me encantaría repetirlo siempre que no os sintáis violentos viéndoos con otro.

Jaime, nos conocemos desde pequeños y te diré que a mi también me ha gustado estar con Nuria. ¡Tienes una mujer que es una bomba follando! ¡Me encanta la doble penetración y ver a mi mujer con todos sus agujeros ocupados, es algo que me pone como una moto! Ambos pensamos que al conocernos desde hace tanto tiempo, podíamos disfrutar los cuatro como así ha sido.

Ha sido sensacional, vuelvo a repetirte –le dije confirmándole mis deseos por continuar por aquel camino de vicio y perversión que los cuatro habíamos iniciado unos minutos antes.

Entonces perfecto. Veamos a ver qué piensan las chicas –dijo Jaime zanjando de ese modo la charla.


Cinco minutos más tarde oímos los pasos de Nuria bajando la escalera apenas cubierta con un diminuto tanga y un top que tan solo le tapaba lo imprescindible.


Ambas bajaron con la toalla al hombro y con una sonrisa de oreja a oreja...

Y después de lo que ha pasado, ¿qué decís? ¿volveríais a hacerlo?

¿Quieres decir durante los días que nos quedan? –preguntó Lourdes. Yo sí, ¿y tú qué dices Nuria? –se dirigió directamente a ella sin mirar a su marido.
La tentación es demasiado grande como para dejar pasar de largo semejante oferta.

Entonces todos de acuerdo –corté guiñándole un ojo a Nuria con evidente complicidad.


Desde entonces la vida nos ha resultado más increible y maravillosa que nunca...

Diciembre 12, 2006

No hay comentarios:

Publicar un comentario